La "progresía" española, políticamente dominante, está utilizando la película Ágora, de Amenabar, para desplegar una poderosa campaña de influencia que pretende desacreditar el cristianismo y debilitar la influencia del catolicismo en España. El problema es que esa campaña, como suele ser habitual, se basa en la mentira y el engaño.
Amenábar siempre se presta a la propaganda del régimen. Primero fue la eutanasia; ahora la cosa va directamente contra la religión y particularmente contra el cristianismo.
Lo malo de la trama que cuenta la película es que es pura mentira y propaganda, desde el principio hasta el final: Hipatia no fue asesinada siendo una bella jovencita de 38 años, sino que murió en el año 415 y tenía 61 años. No fue famosa por sus dotes de astronomía por más que en la película se empeñen terca y cansadamente, atribuyéndole haberse adelantado a Kepler más de mil años; sino porque era una «divina filósofa» platónica, en palabras del obispo cristiano Sinesio de Cirene –única fuente coetánea que se conserva sobre ella- a la que llama en sus cartas «madre, hermana, maestra, benefactora mía». El citado obispo, a quien en la película se le hace traidor y cómplice en el asesinato de la filósofa, murió dos años antes que ella, así que es imposible que tuviera nada que ver con su muerte.
Fue virgen hasta el final, pero no vivió la castidad como ha dicho la protagonista, que se ha declarado feminista radical, «para ser igual que un hombre y poder ejercer una profesión con plena dedicación». Lo hizo porque, coherente con su filosofía, ejercía la Sofrosine, es decir el dominio de uno mismo a través de las virtudes entendidas como el control de los instintos y las pasiones (vamos igual que las monjas católicas, los monjes budistas…) Hipatia nunca fue directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue destruida por los “talibanes” cristianos.
La biblioteca fue incendiada por Julio César, y saqueada junto con el resto de la ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por Diocleciano en 297 (por cierto estos dos últimos, famosos por sus persecuciones a los cristianos, igual que nuestra izquierda actual). Séneca, en su obra de "Sobre la tranquilidad de la mente", habla de la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, le echa la culpa a las guerras de Julio César y considera que se quemaron unos 40.000 libros. Esta parece la cifra más seria para evaluar el tamaño de la Biblioteca. Y no los 500.000 volúmenes que creo que menciona Amenazar (además de que volúmenes no creo que sea la forma más correcta de referirse a los rollos que se albergaban allí). Además de Séneca, también Plutarco, Gelio... y mucho más tarde el muy pagano y anticristiano Amiano Marcelino (muerto entre el 391 y el 400 dC) achacan la destrucción a Julio César en su guerra contra Pompeyo y el faraón Ptolomeo, hermano de Cleopatra, en el 47-48 AC.
En el año 391 fue destruido lo poco que quedaba del templo del Serapeo, que ya había pasado por las manos de los judíos en tiempos de Trajano, y también “repasado” por Diocleciano, quien, para conmemorar su hazaña, puso allí su gran columna, razón por la cual los cristianos lo destruyeron más tarde (¡solo hubiera faltado que lo hubieran, conservado teniendo en cuenta que era el símbolo de las persecuciones que sufrieron durante trescientos años!) El paganismo siguió existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes. Y el neoplatonismo siguió floreciendo, hasta que lo recuperó el renacimiento cristiano. Por cierto, que yo sepa, su más brillante exponente se llamaba San Agustín, y era ¡ohhhh, que casualidad coetáneo de Hipatia! La película pretende ejercer una influencia interesada en la cultura actual. El que Amenabar intenta grabar con más fuerza en la mente del espectador es que "los malvados cristianos quemaron la Biblioteca de Alejandría" y, cual salvajes, destruyeron obras valiosas del pasado, perdidas para siempre.
Lo peor del asunto "Ágora" y de su campaña propagandística es el nulo respeto a la verdad y la intensión evidente e indecente de adoctrinar a los mentalmente más débiles, procurando inyectarles fanatismo y odio al cristianismo. Por esos caminos, caminamos hacia el desastre. Una sociedad que vive en el engaño sin esforzarse en corregirlo, con independencia de lo que presente, es una sociedad que está condenada al más terrible de los fracasos
P.D.: sobre gustos no hay nada escrito... por si las moscas.
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