domingo, 7 de marzo de 2010
El Vino (Alberto Cortéz)
Sí señor, si señor...
El vino puede sacar cosas que el hombre se calla
que deberan salir cuando el hombre bebe agua.
Va buscando, pecho adentro, por los silencios del alma
y les va poniendo voces y los va haciendo palabras...
a veces saca una pena, que por ser pena, es amarga.
Sobre su palco de fuego, la pone a bailar descalza,
baila y bailando se crece, hasta que el vino se acaba
y entonces, vuelve la pena a ser silencio del alma.
El vino puede sacar cosas que el hombre se calla,
cosas que queman por dentro, cosas que pudren el alma
de los que bajan los ojos, de los que esconden la cara.
El vino entonces, libera la valentia encerrada
y los disfraza de machos, como por arte de magia...
Y entonces, son bravucones, hasta que el vino se acaba
pues del matón al cobarde, solo media, la resaca.
El vino puede sacar cosas que el hombre se calla.
Cambia el prisma de las cosas cuando más les hace falta
a los que llevan sus culpas como una cruz a la espalda.
La puta se piensa pura, como cuando era muchacha,
y el cornudo regatea la medida de sus astas
y todo tiene colores de castidad simulada
pues siempre acaban el vino los dos... en la misma cama.
El vino puede sacar cosas que el hombre se calla.
Pero... que lindo es el vino el que se bebe en la casa
del que está limpo por dentro y tiene brillando el alma.
Que nunca le tiembla el pulso cuando pulsa una guitarra,
que no le falta un amigo ni noches para gastarlas...
que cuando tiene un pecado, siempre se nota en su cara...
Que bebe el vino por vino, y bebe el agua... por agua.
Sorolla vuelve a su casa de Nueva York
Cinco millones y medio de dólares se ha gastado la Hispanic Society de Nueva York en un nuevo tejado para cubrir la galería dedicada a Joaquín Sorolla. Para llevar a cabo el remozamiento se han aprovechado los dos años que han estado de viaje por España los 14 monumentales paneles panorámicos de la 'Visión de España', una de las pinturas cumbres del pintor valenciano, que él mismo llamaba 'la obra de mi vida'.
Un reportaje de Eve M. Kahn en The New York Times no escatima elogios ni al éxito de la gira ni al trabajo de los responsables de la Hispanic Society.
Dos millones de visitantes han admirado los paneles, que representan escenas cotidianas de todas las regiones españolas, en el El Prado madrileño, en el Museu Nacional d'Art de Catalunya barcelonés, y en otras cinco escalas de la gira: Bilbao, Málaga, Sevilla y, naturalmente, Valencia (dos veces, al principio y al final). Pero tras la larga visita a 'su patria' los 70 metros de lienzo de los paneles regresaron a 'su casa' neoyorquina, en Broadway y las calles 155-156, en la Audubon Terrace.
Volverán a exhibirse desde el próximo 8 de mayo en un nuevo entorno: en lugar de colgar del friso de la galería, se ha acondicionado el sistema mecánico que sostiene los enormes bastidores de los paneles de forma que puedan mirarse al nivel del visitante. Marcus Burke, de la Hispanic Society, le ha dicho al NYT que ahora 'parecerá que puedes andar por entre los murales'.
Como el título de cada uno de los paneles evoca una región, un instante en la vida de una ciudad, de unas gentes, los visitantes podrán casi experimentar un viaje a España sin moverse. Para sentir a 'Los nazarenos' en Sevilla, oír 'La jota' aragonesa, ver 'El concejo del Roncal' navarro, jugar a 'Los bolos' en Guipúzcoa y presenciar 'El encierro' en Andalucía. También a asistir a 'El baile' y emocionarse con 'Los toreros' en Sevilla, ir a 'La romería' en Galicia, oler 'El pescado' en Cataluña, volver a Las grupas' en Valencia, cruzar hasta Extremadura para ir a 'El mercado', regresar a 'El palmeral' de Elche y bajarse a Ayamonte, a 'La pesca del atún'...
Un reportaje de Eve M. Kahn en The New York Times no escatima elogios ni al éxito de la gira ni al trabajo de los responsables de la Hispanic Society.
Dos millones de visitantes han admirado los paneles, que representan escenas cotidianas de todas las regiones españolas, en el El Prado madrileño, en el Museu Nacional d'Art de Catalunya barcelonés, y en otras cinco escalas de la gira: Bilbao, Málaga, Sevilla y, naturalmente, Valencia (dos veces, al principio y al final). Pero tras la larga visita a 'su patria' los 70 metros de lienzo de los paneles regresaron a 'su casa' neoyorquina, en Broadway y las calles 155-156, en la Audubon Terrace.
Volverán a exhibirse desde el próximo 8 de mayo en un nuevo entorno: en lugar de colgar del friso de la galería, se ha acondicionado el sistema mecánico que sostiene los enormes bastidores de los paneles de forma que puedan mirarse al nivel del visitante. Marcus Burke, de la Hispanic Society, le ha dicho al NYT que ahora 'parecerá que puedes andar por entre los murales'.
Como el título de cada uno de los paneles evoca una región, un instante en la vida de una ciudad, de unas gentes, los visitantes podrán casi experimentar un viaje a España sin moverse. Para sentir a 'Los nazarenos' en Sevilla, oír 'La jota' aragonesa, ver 'El concejo del Roncal' navarro, jugar a 'Los bolos' en Guipúzcoa y presenciar 'El encierro' en Andalucía. También a asistir a 'El baile' y emocionarse con 'Los toreros' en Sevilla, ir a 'La romería' en Galicia, oler 'El pescado' en Cataluña, volver a Las grupas' en Valencia, cruzar hasta Extremadura para ir a 'El mercado', regresar a 'El palmeral' de Elche y bajarse a Ayamonte, a 'La pesca del atún'...
Joaquín Sorolla y Bastida, nació en Valencia el 28 de febrero de 1863. Pintor español vinculado al impresionismo, del que hace una interpretación personal basada en el protagonismo absoluto de la luz y de la plasmación del movimiento de las figuras.
En 1920, mientras pintaba el retrato de la señora Pérez de Ayala en el jardín de su casa en Madrid, padeció un ataque de hemiplejía que mermó drásticamente sus facultades físicas y mentales.
Murió en su casa de Cercedilla (Madrid) el 10 de agosto de 1923.
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