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FRENTE A FRENTE

A. René de Nicolás y García







La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.



El castellano es la lengua española del Estado.



Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.







viernes, 26 de marzo de 2010

La lealtad

Es lo que uno se ha comprometido aun entre circunstancias cambiantes. Un valor sin el cual nos quedamos solos y que debemos vivir nosotros antes que nadie.

La lealtad es una virtud que desarrolla nuestra conciencia. Ella nos conduce profundamente hacia una situación, a través de ésta, y hacia la salida del otro lado, emergiendo como una persona más evolucionada.

La lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene con los demás. Es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos.

La lealtad es un valor, pues quien es traidor se queda solo. Cuando somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un lugar simplemente porque nos pagan. Sin embargo la lealtad implica un compromiso que va más hondo: es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profundo con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.

La lealtad es una llave que nos permite tener auténtico éxito cuando nos relacionamos. La lealtad es un valor que no es fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios. Y lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas.

La lealtad es esencial en la amistad. Los conocidos se hacen amigos a través de la lealtad mutua.

La lealtad es un esencial en la amistad que se ha desarrollado en el compromiso de corazones entre dos personas.

En una relación de corazón a corazón la lealtad desarrolla la confianza mutua.

Es nuestro deber el ser leal a aquellos que dependen de nosotros: familia, amigos, nuestros empleados o nuestro empleador.

La lealtad es amor bondadoso en acción. La lealtad es potenciada por la energía que viene hacia nuestro cuerpo al cuidar nuestras actitudes y pensamientos. La lealtad desarrolla nuestra alma en conciencia, transformándonos en la creación más hermosa posible de un ser humano.

Como vemos, la lealtad se relaciona estrechamente con otras virtudes como la amistad, el respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.

Podemos ver como actitudes desleales:

- Las críticas que se hacen de las personas, haciendo hincapié en sus defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que hacen su trabajo.

- Divulgar las confidencias que se nos han hecho.

- Quejarnos del modo de ser de alguien y no ayudarlo para que se supere.

- Dejar una amistad por razones injustificadas y de poca trascendencia.

- El poco esfuerzo que se pone al hacer un trabajo o terminarlo.

- Cobrar más del precio pactado.

No basta contradecir las actitudes desleales para ser leal, es necesario detenernos a considerar algunos puntos:

- En toda relación se adquiere un deber respecto a las personas. Como la
confianza y el respeto que debe de haber entre padres e hijos, la empresa con los empleados, entre los amigos, los alumnos hacia su escuela...

- Se deben buscar y conocer las virtudes permanentes para cualquier situación, de otra forma se es “leal” mientras se comparten las mismas ideas.

- La lealtad no es una consecuencia de un sentimiento afectivo, es el resultado del discernimiento para elegir lo que es correcto.

- Si se coloca como valor fundamental el alcance de objetivos, se pierde el sentido de cooperación. La persona que participa en una actividad sólo por el éxito que se tiene, fácilmente abandona la empresa porque las cosas no salen bien o simplemente deja de obtener los beneficios a que estaba acostumbrado.

- Lo importante es vivir las virtudes por lo que representan, no por las personas que en algún momento dictan una norma.

Y al final veremos que aún sin darnos cuenta, las relaciones que hemos sabido mantener se deben en gran medida a la vivencia del valor de la lealtad.


P.D.: No me importa recibir una serie de golpes, por muy traicioneros que sean, si con ello un amigo se ve libre.


La Ciudad Encantada

Al interés geológico de este entorno se une su gran atractivo paisajístico. La Ciudad Encantada se localiza en la vertiente sur de la serranía conquense. Un territorio donde el viento y el agua han unido sus esfuerzos para modelar caprichosas y sorprendentes formas sobre la roca caliza.
Unos treinta kilómetros separan la Ciudad Encantada con la ciudad de Cuenca. La carretera sigue largo rato entre los altos paredones de la Hoz del Júcar, con maravillosas vistas como las que se contemplan desde la ventana del diablo, desde donde ya se empiezan a dibujar estas formaciones. Aquí la naturaleza parece haber perdido las formas tan monótonas que mantenía en la llanura y conforma un espectáculo que irremediablemente pone en alerta todos los sentidos.
Como no podía ser menos, La Ciudad Encantada tiene sus geólogos, sus pintores y sus poetas, como Federico Muelas. También se conoce el caso de un explorador inglés que en el verano de 1853 permaneció nueve días estudiando estos laberintos, uno de los más bellos parajes calcáreos creado por los caprichos de la naturaleza.Las formaciones tienen aquí nombres propios que hacen referencia a su aspecto, más o menos reconocible: el Mar de Piedra, el Perro, la Ballena, el Puente… son algunos de ellos. Este fenómeno es debido a la disolución de las calizas que se formaron como sedimento de un mar secundario, hoy desaparecido, del que emergieron hace millones de años al levantarse todo el Sistema Ibérico. La diferente naturaleza de las rocas y la acción secular de los agentes atmosféricos han originado que se contemplan en la actualidad.

Es la diferente dureza y composición de las rocas, lo que ha hecho posible la formación los sorprendentes corredores, voladizos y arcos naturales. Naturalmente, éstas en su parte superior, de un color grisáceo, son dolomías (calizas magnesíferas pobres en cal) y en la parte inferior, de tono rojizo, calizas margosas, con menor magnesio y menor resistencia a la erosión.

Conviene, antes de iniciar el recorrido por la Ciudad Encantada, asomarse al mirador de Uña, que dista apenas kilómetro y medio, y que constituye un soberbio balcón sobre el amplio valle del Júcar, ya a cuyos pies queda Uña y la laguna del mismo nombre.Nos encontramos ante una formación kárstica de superficie, de gigantescas proporciones, que cubre unos veinte kilómetros cuadrados. Para no perder el tiempo, deambulando entre los laberínticos callejones, debe seguirse la ruta turística perfectamente señalizada con flechas de colores. También es posible solicitar el servicio de guías acompañantes, que ayudaran a interpretar y guiar por los rincones más ocultos y las formas más caprichosas.

Caminando por la Ciudad Encantada se crea la ilusión de hacerlo por una ciudad ciclópea y laberíntica, con sus calles y plazas, altos edificios, puentes romanos, puertas góticas, monolitos, bosquecillos e incluso grandes barcos erguidos sobre sus quillas. A la entrada, y enterrado hasta los hombros, asoma una enorme cabeza de gigante, como permanente centinela. Así visitaríamos una serie de formas imitativas a las que el pueblo puso expresivos nombres. El Tormo Alto, que alcanza la altura predominante de la formación; los Tres Barcos, El Perro, la Ballena, la Cara del Hombre, el Puente Romano, la Foca, el Pato, el Llamador, el Tobogán, el Mar de Piedra, una dramática lucha entre el Cocodrilo y el Elefante, el Dinosaurio, el Convento, las Bodegas, el Teatro, el Frutero, la Pila Bautismal, la Cárcel, la Pareja de Guardias, el Carro de combate, la Tortuga, los Osos, los amantes de Teruel.

La vegetación predominante en este paraje es el pino Mauricio, aunque también hay enebros, sabinas y zarzamoras. Además abunda el matorral, con tomillo y cantueso. En este entorno no es extraño encontrar águilas reales, buitres, ardillas, jabalíes o zorros.

Muy cerca, en la localidad de Las Majadas, se encuentran Los Callejones, una versión menos conocida y de menor envergadura de la Ciudad Encantada pero también interesante.