domingo, 28 de marzo de 2010
LA SEMANA SANTA
sábado, 27 de marzo de 2010
EL VALLE DE LAS REINAS
El Ta Set Neferu o Valle de la Reinas y que en la actualidad recibe el nombre árabe de Biban el-Harin, se encuentra situado al suroeste del Valle de los Reyes.
En 1828 uno de los grandes precursores de la egiptología moderna, el inglés John Gardner Wilkinson recorre el valle descubriendo 24 tumbas.
Estamos ya en 1904. Durante la segunda campaña descubren la tumba QV 55 perteneciente al hijo real Amon-her-jepesef, hijo también Ramsés III.
Bien, sin duda, la respuesta del porqué se construyeron en este lugar las necrópolis de las reinas así como las de sus hijos, debamos encontrarla en la propia consagración del lugar a la diosa Hat-Hor.
Este inmenso juego de la naturaleza, que según pensaban y creían los antiguos egipcios, una mano divina había modelado, debió representar un papel de extraordinaria importancia en toda la zona. Las riadas benefactoras debidas a la diosa Hat-Hor, que se producían en la zona eran conocidas ya desde la antigüedad, pues se sabe que el arquitecto de Amen-Hotep III, el gran Amen-Hotep hijo de Hapu, hizo construir el templo de Millones de Años de su señor en un eje perfecto que conduce directamente hacia la gruta del Valle de las reinas.
La Misión Arqueológica Francesa al frente de la Dra. Cristiane Desroches Noblecour, continuó con sus investigaciones e hizo una serie de prospecciones en la gruta. Después sacar mas de un metro de tierra y cascotes sin encontrar nada la Dra. Desroches estaba convencida que gruta había sido realizada por la mano del hombre. Al quitar unas rocas que con toda seguridad se habían desprendido de la montaña localizaron tres cuerpos que habían sido sepultados por un antiguo alud de piedras. Cerca de los cuerpos fueron localizadas unas vasos de barro que fueron datados en la dinastía XIX, por lo tanto el accidente ocurrió durante este periodo.
Las tumbas del Valle de las Reinas:
TUMBA DE SAT-RA, QV 38. Esposa de Ramsés I. Dinastía XVIII.
Lleva los títulos de Esposa Real; Gran Madre del Rey; Señora de las Dos Tierras; Señora del Alto y Bajo Egipto.
TUMBA ANÓNIMA, QV 40. Anónima. De estructura, decoración, temática y color muy semejantes a la de Nefertary. Lleva los títulos de Hija del Rey; Gran esposa Real; Señora de las Dos Tierras; Señora del Alto y Bajo Egipto. Nunca fue utilizada.
En este valle fueron enterrados al menos cinco de los hijos de Ramsés III. No está claro quienes eran estos príncipes, que edad tenían ni de cómo ni cuando murieron. Lo único que se sabe es que Ramsés III ordenó preparar estas tumbas en el años 18 de su reinado. Por lo tanto el misterio esta servido. ¿Tenían alguna enfermedad que preveían sus próximas muertes?. ¿Por qué los enterraron el en Valle de las Reinas? Ahora se sabe que los hijos de Ramsés II fueron enterrados o mejor dicho fueron preparadas sus tumbas en el Valle de los Reyes. ¿Se intentaba recuperar una antigua tradición que venia de la dinastía XVIII?. No hay respuesta.
TUMBA DE SETH-HER-JEPESEF, QV 43. Hijo de Ramsés III. Dinastía XX. Lleva los títulos de Hijo del Rey; Hijo del Rey Ramsés III Heka-iun; Hijo del rey, el primero a su derecha; Hijo primogénito del rey.
viernes, 26 de marzo de 2010
La lealtad
La lealtad es una virtud que desarrolla nuestra conciencia. Ella nos conduce profundamente hacia una situación, a través de ésta, y hacia la salida del otro lado, emergiendo como una persona más evolucionada.
La lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene con los demás. Es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos.
La lealtad es un valor, pues quien es traidor se queda solo. Cuando somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un lugar simplemente porque nos pagan. Sin embargo la lealtad implica un compromiso que va más hondo: es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profundo con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.
La lealtad es una llave que nos permite tener auténtico éxito cuando nos relacionamos. La lealtad es un valor que no es fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios. Y lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas.
La lealtad es esencial en la amistad. Los conocidos se hacen amigos a través de la lealtad mutua.
La lealtad es un esencial en la amistad que se ha desarrollado en el compromiso de corazones entre dos personas.
En una relación de corazón a corazón la lealtad desarrolla la confianza mutua.
Es nuestro deber el ser leal a aquellos que dependen de nosotros: familia, amigos, nuestros empleados o nuestro empleador.
La lealtad es amor bondadoso en acción. La lealtad es potenciada por la energía que viene hacia nuestro cuerpo al cuidar nuestras actitudes y pensamientos. La lealtad desarrolla nuestra alma en conciencia, transformándonos en la creación más hermosa posible de un ser humano.
Como vemos, la lealtad se relaciona estrechamente con otras virtudes como la amistad, el respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.
Podemos ver como actitudes desleales:
- Las críticas que se hacen de las personas, haciendo hincapié en sus defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que hacen su trabajo.
- Divulgar las confidencias que se nos han hecho.
- Quejarnos del modo de ser de alguien y no ayudarlo para que se supere.
- Dejar una amistad por razones injustificadas y de poca trascendencia.
- El poco esfuerzo que se pone al hacer un trabajo o terminarlo.
- Cobrar más del precio pactado.
No basta contradecir las actitudes desleales para ser leal, es necesario detenernos a considerar algunos puntos:
- En toda relación se adquiere un deber respecto a las personas. Como la confianza y el respeto que debe de haber entre padres e hijos, la empresa con los empleados, entre los amigos, los alumnos hacia su escuela...
- Se deben buscar y conocer las virtudes permanentes para cualquier situación, de otra forma se es “leal” mientras se comparten las mismas ideas.
- La lealtad no es una consecuencia de un sentimiento afectivo, es el resultado del discernimiento para elegir lo que es correcto.
- Si se coloca como valor fundamental el alcance de objetivos, se pierde el sentido de cooperación. La persona que participa en una actividad sólo por el éxito que se tiene, fácilmente abandona la empresa porque las cosas no salen bien o simplemente deja de obtener los beneficios a que estaba acostumbrado.
- Lo importante es vivir las virtudes por lo que representan, no por las personas que en algún momento dictan una norma.
Y al final veremos que aún sin darnos cuenta, las relaciones que hemos sabido mantener se deben en gran medida a la vivencia del valor de la lealtad.
P.D.: No me importa recibir una serie de golpes, por muy traicioneros que sean, si con ello un amigo se ve libre.
La Ciudad Encantada
Es la diferente dureza y composición de las rocas, lo que ha hecho posible la formación los sorprendentes corredores, voladizos y arcos naturales. Naturalmente, éstas en su parte superior, de un color grisáceo, son dolomías (calizas magnesíferas pobres en cal) y en la parte inferior, de tono rojizo, calizas margosas, con menor magnesio y menor resistencia a la erosión.
Conviene, antes de iniciar el recorrido por la Ciudad Encantada, asomarse al mirador de Uña, que dista apenas kilómetro y medio, y que constituye un soberbio balcón sobre el amplio valle del Júcar, ya a cuyos pies queda Uña y la laguna del mismo nombre.Nos encontramos ante una formación kárstica de superficie, de gigantescas proporciones, que cubre unos veinte kilómetros cuadrados. Para no perder el tiempo, deambulando entre los laberínticos callejones, debe seguirse la ruta turística perfectamente señalizada con flechas de colores. También es posible solicitar el servicio de guías acompañantes, que ayudaran a interpretar y guiar por los rincones más ocultos y las formas más caprichosas.Caminando por la Ciudad Encantada se crea la ilusión de hacerlo por una ciudad ciclópea y laberíntica, con sus calles y plazas, altos edificios, puentes romanos, puertas góticas, monolitos, bosquecillos e incluso grandes barcos erguidos sobre sus quillas. A la entrada, y enterrado hasta los hombros, asoma una enorme cabeza de gigante, como permanente centinela. Así visitaríamos una serie de formas imitativas a las que el pueblo puso expresivos nombres. El Tormo Alto, que alcanza la altura predominante de la formación; los Tres Barcos, El Perro, la Ballena, la Cara del Hombre, el Puente Romano, la Foca, el Pato, el Llamador, el Tobogán, el Mar de Piedra, una dramática lucha entre el Cocodrilo y el Elefante, el Dinosaurio, el Convento, las Bodegas, el Teatro, el Frutero, la Pila Bautismal, la Cárcel, la Pareja de Guardias, el Carro de combate, la Tortuga, los Osos, los amantes de Teruel.
La vegetación predominante en este paraje es el pino Mauricio, aunque también hay enebros, sabinas y zarzamoras. Además abunda el matorral, con tomillo y cantueso. En este entorno no es extraño encontrar águilas reales, buitres, ardillas, jabalíes o zorros.
Muy cerca, en la localidad de Las Majadas, se encuentran Los Callejones, una versión menos conocida y de menor envergadura de la Ciudad Encantada pero también interesante.
jueves, 25 de marzo de 2010
El Monasterio de Yuste
miércoles, 24 de marzo de 2010
SOBRE EL ORIGEN DEL NOMBRE DE ESPAÑA
Un recorrido por las diversas interpretaciones aparecidas sobre el origen del nombre de España. Probablemente la recopilación más variada hasta la fecha.
Comúnmente se admite que España viene del latino Hispania y que este nombre se impuso entre los romanos después de un periodo dubitativo entre el "Hispania", de raíz supuestamente fenicia, y el "Iberia" de los griegos.
Profundizando en un origen fenicio del nombre de Hispania, tenemos a la raíz SPN, equivalente a la etimología hebraica SPN (leído saphan, conejo), que da la significación de "Tierra de conejos", amparándose en un texto de Catulo, que había calificado la península de cuniculosa, es decir, "Tierra de abundantes conejos".
Sin embargo, un historiador y hebraísta, Cándido Maria Trigueros, leyó allá por 1767, una pormenorizada disertación en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, con el nombre de "Memoria sobre el nombre de España y el nombre funículos" preguntándose después de citar al menos a trece historiadores antiguos y con textos en cinco alfabetos diferentes, el latín, castellano, celtibero, griego, hebreo y siríaco, como era posible que ninguno de ellos reflejara o supiera que Span significara en las lengua orientales conejo, resumiendo que ni unos ni otros relacionaron el animal con la tierra en que se criaba, porque esta voz oriental no era el nombre de ningún animal, aparte de que mal podían los fenicios tener en su idioma el nombre de un animal que no conocían.
La explicación etimológica de Trigueros, se basa en que, como el alfabeto fenicio-hebreo carece de vocales se pueden hacer múltiples combinaciones, tanto en Caldeo como en hebreo bíblico la palabra sphan significa "el aquilon" o " Tierra del norte" y el motivo es significativo en la definición ya que los primeros en desembarcar en nuestras costas y ponerle el nombre, eran gentes que venían del sur o mejor dicho, el nombre de Span fue impuesto por estar al septentrión de las tierras que venían los primeros que nos pusieron el nombre.
El mundo griego denominó a la península "Iberia". Hiberia, para los griegos del siglo IX y VIII a. de c. era la región de Huelva, y el río Hiberus se identificaba con uno de los ríos onubenses. Eso es lo que se deduce la Ora Marítima de Avieno, que dice beber en fuentes antiquísimas griegas, y del Pseudo-Escimno de Chio, fechado en el siglo V a. de C.Otros defienden una derivación del topónimo "Spal", el más antiguo atribuido a Hispalis, Isbilya o Sevilla: Spal>>Hispalis>>Hispania>>España. Quizás sea la que defiende un origen más autóctono del nombre de España.
Recientemente el profesor Jozko Savli ha aportado topónimos de la zona de Eslovenia y el Véneto italiano para demostrar como el nombre de España proviene de la raíz "Spane", que denota superficies llanas entre montañas. Los Venetos habrían alcanzado la península en tiempos anteriores a los celtas (¿contemporáneos e incluso emparentados a los ligures?) por lo que habrían dejado este nombre a los sucesivos invasores. La clave está en considerar a los eslovenos como descendientes directos de los venetos e incluso etruscos, todos ellos proto-eslavos, por lo que su lengua sería ideal para descifrar el origen de muchos significados hoy olvidados.
Emparentado con la teoría "veneta", en el idioma macedonio (que algunos consideran también proto-eslavo) existe el vocablo "spaan", que significa "sueño",(en inglés "span" como el espacio entre dos puntos e incluso la voz alemana antigua "spanna") pues bien, si consideramos el sueño como el periodo entre dos vigilias, tenemos el paralelismo con la morfología toponímica de Spane como planicie entre montañas. A partir de aquí aún podríamos preguntarnos si Iberia puede estar emparentada con el latín de "Tempus Hibernum", que es el invierno, la estación en que muchos animales "hibernan", volvemos pues a un periodo de actividad "plana" entre dos periodos de mayor vitalidad. A su vez, el nombre histórico de una república del Caúcaso es Ivernia, "la otra Iberia" de la que hablara Herodoto. Pero también Siberia proviene del vocablo Tártaro "tierra del sueño" (y por qué no tierra de hibernación), siendo sus primeros pobladores "míticos" el linaje de Túbal, no en vano uno de sus principales ríos se denomina "Tobol" y su capital histórica, Tobolsk (sk es sufijo ruso que indica "lugar"). Iberia y Euskadi también aparecen primigeniamente habitadas en su origen por Túbal y su descendencia (más toda la historiografía del "tubalismo" existente al respecto).
Por último, pero no menos importante, señalar la explicación Balto-eslava del origen de España como "unión", así tenemos que en checo "unidos" significa "spojeny", precisamente España nace como "unión" de Reinos peninsulares.
Más difícil de explicar es cómo el apóstol San Pablo en su Epístola a los Romanos pretendía visitar "España" (Rom 15,28) antes de que España "naciera" como unión de Reinos.
martes, 23 de marzo de 2010
RENÉ DESCARTES
René Descartes fue un filósofo cuyo trabajo, La géométrie, incluye su aplicación del álgebra a la geometría a partir de la cual tenemos hoy en día la geometría Cartesiana. Descartes fue educado en el colegio Jesuita de La Flèche en Anjou.
Entró a la escuela a la edad de ocho años, justo pocos meses después de la apertura de la escuela en enero de 1604. Estudió allí hasta el 1612, estudiando los clásicos, lógica y la filosofía tradicional Aristotélica. También aprendió matemáticas a partir de los libros de Clavius. Mientras se encontraba en la escuela su salud era mala y se le otorgó permiso para quedarse en cama hasta las 11 de la mañana, una costumbre que conservó hasta el año de su muerte. , con las cualidades a propósito para el papel que debía representar en el mundo. Necesitaba genio y lo poseía en grado eminente; necesitaba conocimiento de su época, y lo adquirió, no sólo en los libros, sino en sus viajes y en su carrera militar; necesitaba verdadera pasión por la ciencia, y la tenía hasta el punto de menospreciar los altos destinos con que le brindara la sociedad, prefiriendo una vida solitaria dedicada exclusivamente a la meditación filosófica, y de resignarse a vivir por espacio de más de veinte años fuera de su patria, retirándose a Holanda en busca de libertad y silencio. Sus talentos no se limitaban a la metafísica; era eminente matemático, y aunque inclinado en demasía a hipótesis en las ciencias físicas, mostraba un genio privilegiado para la observación de la Naturaleza.
Los puntos capitales de la doctrina de Descartes son:
1º La duda metódica.
2º El principio: yo pienso, luego soy.
3º El poner la esencia del alma en el pensamiento.
4º El constituir la esencia de los cuerpos en la extensión.
La duda de Descartes nació en su espíritu en vista del método sistemático que dominaba en las escuelas: fue un grito de revolución contra un gobierno absoluto: «La experiencia enseña que los que hacen profesión de filósofos son frecuentemente menos sabios y razonables que los que no se han dedicado nunca a esos estudios.» (Prefacio de los principios de filosofía.) Estas palabras manifiestan el desdén que le inspiraban las escuelas; así no es extraño que buscase otro camino.
El mismo nos explica cuál fue. «Como los sentidos —dice— nos engañan algunas veces, quise suponer que no había nada parecido a lo que ellos nos hacen imaginar; hay hombres que se engañan raciocinando aun sobre las materias más sencillas de geometría y hacen paralogismos, juzgando yo que estaba tan sujeto a errar como ellos, deseché como falsas todas las razones que antes había tomado por demostraciones; y considerando, en fin, que aun los mismos pensamientos que tenemos durante la vigilia pueden venirnos en el sueño, sin que entonces ninguno de ellos sea verdadero, me resolví a fingir que todas las cosas que habían entrado en mi espíritu no encerraban más verdad que las ilusiones de los sueños.» (Discurso sobre el método, p. IV.) Por este pasaje se ve que la duda universal de Descartes era una suposición, una ficción; así la llama él mismo, y por consiguiente no una duda verdadera. Lo propio se manifiesta en su respuesta a las objeciones recogidas por el P. Mersenne de boca de varios filósofos y teólogos contra las Meditaciones. «En primer lugar —dice— me recordáis que no de veras, sino por una mera ficción, he desechado las ideas o fantasmas de los cuerpos, etc., etc.» Descartes no rechaza esto, antes lo admite y continúa deshaciendo las dificultades.
Sea cual fuere el abuso que posteriormente se haya hecho del método de Descartes en lo tocante a la religión, debemos confesar que el ilustre filósofo concilió con espíritu de examen su adhesión al catolicismo. Entre las máximas fundamentales que adoptó para seguir su carrera sin peligro, figura en primer lugar la de «conservar constantemente la religión en que por la gracia de Dios había sido instruido desde la infancia... Después de haberme asegurado de estas máximas y haberlas puesto aparte con las verdades de la fe, que han sido siempre las primeras de mi creencia, juzgué que podía deshacerme libremente del resto de mis opiniones». (Discurso sobre el método, p. III.)
Parece que la duda de Descartes se reduce a una idea común a todos los métodos; él mismo lo dice: «Cuando sólo se trata de la contemplación de la verdad, ¿quién ha dudado jamás de que sea necesario suspender el juicio sobre las cosas oscuras o que no son distintamente conocidas?» (Respuesta a las objeciones recogidas por el P. Mersenne.) Sin embargo, no diremos por esto que Descartes no introdujese en la filosofía un método nuevo: la máxima de que conviene suspender el juicio cuando todavía no se conoce la verdad era vulgarmente admitida; y ¿quién pudiera no admitirla? Pero el mal estaba en dejarla sin aplicación, en dar sobrada autoridad al nombre de Aristóteles, en recibir sin examen las doctrinas comunes en las escuelas, no cuidando de inquirir sus puntos débiles o falsos.
Descartes empezó por dudar, pero continuó pensando; su método no era puramente negativo; en todas sus obras se halla una doctrina positiva al lado de la impugnación de la contraria. Esta es una de las causas de su asombrosa influencia en cambiar la faz de la filosofía; se propuso edificar sobre las ruinas de lo que había destruido; no se contentó con decir: «Esto no es verdad»; añadió: «La verdad es ésta.»
El principio fundamental de Descartes: «Yo pienso, luego soy», nació de su duda; su proclamación no fue otra cosa que la expresión del punto donde se hallaba detenido en su tarea destructiva. «Pero desde luego advertí —dice— que mientras quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y notando que esta verdad: yo pienso, luego soy, era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no eran capaces de conmoverla, juzgué que sin escrúpulo podía recibirla por el primer principio de filosofía.» (Discurso sobre el método, p. IV.)
Algunos han creído que el principio de Descartes era un verdadero entimema, y así le han objetado que del pensamiento no podía inferir la existencia, en no suponiendo de antemano esta proposición: «Lo que piensa, existe»; lo cual equivaldría a reconocer un principio más fundamental que el otro. Pero la objeción estriba en un falso supuesto, a que dio origen la enunciación en forma de entimema, y también algunas palabras no bastante claras del filósofo.
Mas en la realidad él no quería hacer un verdadero discurso; sólo intentaba expresar un hecho de conciencia, a saber: que al dudar de todo hallaba una cosa que se resistía a la duda: el pensamiento propio. Las palabras que siguen son terminantes: «Cuando conocemos que somos una cosa que piensa, esta primera noción no está sacada de ningún silogismo; y cuando alguno dice: yo pienso, luego soy o existo, no infiere del pensamiento su existencia, como por la fuerza de un silogismo, sino como una cosa conocida por sí misma, la ve por una simple inspección del espíritu, pues que si la dedujera de un silogismo habría necesitado conocer de antemano esta mayor: todo lo que piensa, es o existe. Por el contrario, esta proposición se la manifiesta su propio sentimiento de que no puede suceder que piense sin existir. Este es el carácter propio de nuestro espíritu de formar proposiciones generales por el conocimiento de las particulares.» (Respuesta a las objeciones recogidas por el P. Mersenne.)
Cuando Descartes emplea la palabra pensamiento para expresar el hecho fundamental en las investigaciones filosóficas, no la limita al orden intelectual puro, sino que significa por ella todos los fenómenos internos de que tenemos conciencia, ya pertenezcan al entendimiento, a la voluntad o a la sensibilidad. «Por la palabra pensar —dice— entiendo todo aquello que se hace en nosotros, de tal suerte que lo percibimos inmediatamente por nosotros mismos; así es que aquí el pensamiento no significa tan sólo entender, querer, imaginar, sino también sentir.» (Principios de la filosofía, p. I, § 9.)
Aunque Descartes ponía por primer fundamento de la filosofía la conciencia propia, no rechazaba la legitimidad del criterio de la evidencia; por el contrario, en sus escritos se halla expresamente el principio que después se hizo tan famoso entre sus discípulos: lo que está contenido en la idea clara y distinta de una cosa puede afirmarse de ella con toda certeza. «Después de esto —dice— consideré en general lo que se necesita para que una proposición sea verdadera y cierta, porque ya que yo acababa de encontrar una que tenía dicho carácter, pensé que debía saber también en qué consiste esta certeza; y habiendo notado que en la proposición, yo pienso, luego soy, no hay nada que me asegure de que yo digo la verdad, sino que veo muy claramente que para pensar es precisa ser, Juzgué que podía tomar por regla general que las cosas concebidas con mucha claridad y distinción son todas verdaderas, pero que sólo hay alguna dificultad en notar cuáles son las que concebimos distintamente.» (Discurso sobre el método, p. IV.)
La legitimidad del criterio de la evidencia la funda Descartes en la veracidad de Dios, que no ha podido querer engañarnos. La existencia de Dios la prueba por la misma idea de Dios, empleando el argumento de San Anselmo (Principios de la filosofía y Meditaciones, 3 y 5).. Por manera que, según Descartes, hallamos en nuestra conciencia el pensamiento; en éste hallamos la idea de Dios; en esta idea hallamos un argumento demostrativo de la existencia del mismo Dios y de sus perfecciones; y el conocimiento de la veracidad divina es para nosotros una firme garantía de la legitimidad del criterio de la evidencia.
«Aunque un atributo —dice Descartes— sea suficiente para hacernos conocer la sustancia, hay, sin embargo, en cada una de ellas uno que constituye su naturaleza y esencia, y del cual dependen todos los demás. La extensión en longitud, latitud y profundidad constituye la esencia de la sustancia corpórea; y el pensamiento constituye la naturaleza de la sustancia que piensa.» (Principios de la filosofía, p. I.) Establecido que la esencia del alma consiste en el pensamiento, Descartes se hallaba precisado a sostener que el alma no deja nunca de pensar, pues, de lo contrario, perdería su atributo constitutivo; y en efecto, admitía la consecuencia. Contra esta doctrina ocurren varias objeciones: ¿Cómo se prueba que el pensar sea la esencia del alma? ¿Cómo es posible que un fenómeno que tiene todos los caracteres de modificación sea el constitutivo de una sustancia? ¿Cómo se prueba que el alma piensa siempre? ¿No parece que la experiencia enseña lo contrario? Conocemos al alma por el pensamiento, es verdad; pero de aquí no se sigue que el alma sea el pensamiento mismo.
El defecto de Descartes en este punto consiste en tomar el fenómeno por la sustancia en la cual se realiza; deseoso de fundar la filosofía sobre nociones claras, se paraba en lo que veía claro, y decía: «no hay más», en vez de decir: «no veo más».
Una cosa análoga le sucede al tratar de la extensión. Al pensar en los cuerpos, se nos ofrecen las dimensiones de los mismos en una intuición clarísima: de lo cual infirió Descartes que la esencia de ellos era lo representado en esa intuición. ¿Quién no ve que esto es confundir el orden ideal con el real, y aun no tomando del ideal más que un solo aspecto?
Partiendo de este errado principio, infería Descartes que la extensión del mundo es infinita: «Sabemos también —dice— que este mundo, o la materia extensa que compone el Universo, no tiene límites; porque dondequiera que nos propongamos fingirlos podemos imaginar más allá espacios indefinidamente extensos, que no solo imaginamos, sino que concebimos ser tales, en efecto, como los imaginamos; de suerte que contienen un cuerpo indefinidamente extenso, porque la idea de extensión que concebimos en todo espacio es la verdadera idea que debemos tener de cuerpo.» (Princ. de la filosofía, p. II, 21.)
El vacío es intrínsecamente imposible según la teoría de Descartes. Si la extensión constituye la esencia del cuerpo, donde hay extensión hay cuerpo; luego el vacío, esto es, una extensión sin cuerpo, es una idea contradictoria (Ibid, § 18).
Una de las doctrinas más singulares de Descartes fue la de negar el alma de los brutos, sosteniendo que todo cuanto vemos en ellos es el resultado de un puro mecanismo. Esta opinión no es nueva: entre los antiguos la profesaron muchos estoicos, y también Diógenes, cínico, según refiere Plutarco; y entre los modernos la defendió, antes que Descartes, Gómez Pereira en su obra titulada Antoniana Margarita, que vio la luz en 1554. El nombre de Descartes le dio importancia en lo sucesivo; pero en la actualidad está casi abandonada. Difícilmente se sostiene lo que está en contradicción con el sentido común.
Buscando la razón que pudo inclinar a Descartes hacia una opinión tan singular, la hallamos en su teoría de las dos esencias fundamentales, cuerpo y espíritu: el cuerpo es la extensión, el espíritu es el pensamiento; ¿dónde se coloca un ser que no sea ni lo uno ni lo otro? En ninguna parte. Luego todos los fenómenos de los brutos deben explicarse, no como efectos de una percepción sensitiva, sino como resultados puramente mecánicos. Así era preciso convertir los brutos en autómatas y excogitar varios sistemas para explicar el mecanismo; y en caso apurado, apelar a la infinita sabiduría del Supremo Artífice que había construido aquellas máquinas.
Descartes distingue entre el orden sensible y el intelectual; sostiene que no todos los conocimientos dimanan de los sentidos; pero no es exacto que admita las ideas innatas como tipos preexistentes en nuestro espíritu. «Nunca escribí ni creí —dice— que el entendimiento necesitase de ideas innatas, que sean algo distinto de su facultad de pensar; pero como notase que había en mí pensamientos que no procedían ni de los objetos externos ni de la determinación de mi voluntad, sino de la sola facultad de pensar, para distinguir a esas ideas o nociones de las otras adventicias, o facticias, las llamé innatas... »Observad que por ideas innatas nunca he entendido otra cosa sino que por naturaleza tenemos una facultad con la cual podemos conocer a Dios; pero el que estas ideas sean actuales, o no sé qué especies distintas de la facultad de pensar, no lo he escrito ni opinado nunca, pues, por el contrario, yo, más que nadie, estoy lejos de admitir la inútil retahila de las entidades escolásticas» (Carta 99, t. 1.)
El influjo de Descartes en cambiar la faz de la filosofía dependió de varias circunstancias:
1º De su indisputable genio, cuya superioridad no podía menos de ejercer ascendiente sobre los espíritus.
2º De que había en los ánimos cierta fermentación contra las escuelas predominantes, faltando únicamente un hombre superior que diese la señal de insurrección contra la autoridad de Aristóteles.
3º De que Descartes no sólo fue metafísico, sino también físico, astrónomo e insigne matemático; con lo cual, al paso que apartaba a los espíritus de las sutilezas de la escuela, los guiaba hacia los estudios positivos, conformes a las tendencias de la época.
4.° Siendo Descartes eminentemente espiritualista, atrajo los pensadores aventajados, a quienes abría ancho campo para dilatarse por las regiones ideales.
5.° Descartes fue un hombre que no escribió por razones de circunstancias, sino por efecto de convicciones profundas. Se retiró a Holanda para pensar con más silencio y libertad; sus sistemas son hijos de meditaciones dilatadas: era un verdadero filósofo, un ardiente apasionado por las investigaciones científicas.
-V. Filosofía fundamental, libs. I y III, y la Ideología y Psicología-
Ágora, Amenabar y la mentira de la propaganda "progre"
Amenábar siempre se presta a la propaganda del régimen. Primero fue la eutanasia; ahora la cosa va directamente contra la religión y particularmente contra el cristianismo.
Lo malo de la trama que cuenta la película es que es pura mentira y propaganda, desde el principio hasta el final: Hipatia no fue asesinada siendo una bella jovencita de 38 años, sino que murió en el año 415 y tenía 61 años. No fue famosa por sus dotes de astronomía por más que en la película se empeñen terca y cansadamente, atribuyéndole haberse adelantado a Kepler más de mil años; sino porque era una «divina filósofa» platónica, en palabras del obispo cristiano Sinesio de Cirene –única fuente coetánea que se conserva sobre ella- a la que llama en sus cartas «madre, hermana, maestra, benefactora mía». El citado obispo, a quien en la película se le hace traidor y cómplice en el asesinato de la filósofa, murió dos años antes que ella, así que es imposible que tuviera nada que ver con su muerte.
Fue virgen hasta el final, pero no vivió la castidad como ha dicho la protagonista, que se ha declarado feminista radical, «para ser igual que un hombre y poder ejercer una profesión con plena dedicación». Lo hizo porque, coherente con su filosofía, ejercía la Sofrosine, es decir el dominio de uno mismo a través de las virtudes entendidas como el control de los instintos y las pasiones (vamos igual que las monjas católicas, los monjes budistas…) Hipatia nunca fue directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue destruida por los “talibanes” cristianos.
La biblioteca fue incendiada por Julio César, y saqueada junto con el resto de la ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por Diocleciano en 297 (por cierto estos dos últimos, famosos por sus persecuciones a los cristianos, igual que nuestra izquierda actual). Séneca, en su obra de "Sobre la tranquilidad de la mente", habla de la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, le echa la culpa a las guerras de Julio César y considera que se quemaron unos 40.000 libros. Esta parece la cifra más seria para evaluar el tamaño de la Biblioteca. Y no los 500.000 volúmenes que creo que menciona Amenazar (además de que volúmenes no creo que sea la forma más correcta de referirse a los rollos que se albergaban allí). Además de Séneca, también Plutarco, Gelio... y mucho más tarde el muy pagano y anticristiano Amiano Marcelino (muerto entre el 391 y el 400 dC) achacan la destrucción a Julio César en su guerra contra Pompeyo y el faraón Ptolomeo, hermano de Cleopatra, en el 47-48 AC.
En el año 391 fue destruido lo poco que quedaba del templo del Serapeo, que ya había pasado por las manos de los judíos en tiempos de Trajano, y también “repasado” por Diocleciano, quien, para conmemorar su hazaña, puso allí su gran columna, razón por la cual los cristianos lo destruyeron más tarde (¡solo hubiera faltado que lo hubieran, conservado teniendo en cuenta que era el símbolo de las persecuciones que sufrieron durante trescientos años!) El paganismo siguió existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes. Y el neoplatonismo siguió floreciendo, hasta que lo recuperó el renacimiento cristiano. Por cierto, que yo sepa, su más brillante exponente se llamaba San Agustín, y era ¡ohhhh, que casualidad coetáneo de Hipatia! La película pretende ejercer una influencia interesada en la cultura actual. El que Amenabar intenta grabar con más fuerza en la mente del espectador es que "los malvados cristianos quemaron la Biblioteca de Alejandría" y, cual salvajes, destruyeron obras valiosas del pasado, perdidas para siempre.
Lo peor del asunto "Ágora" y de su campaña propagandística es el nulo respeto a la verdad y la intensión evidente e indecente de adoctrinar a los mentalmente más débiles, procurando inyectarles fanatismo y odio al cristianismo. Por esos caminos, caminamos hacia el desastre. Una sociedad que vive en el engaño sin esforzarse en corregirlo, con independencia de lo que presente, es una sociedad que está condenada al más terrible de los fracasos
P.D.: sobre gustos no hay nada escrito... por si las moscas.
domingo, 21 de marzo de 2010
HIMNO DE ASTURIAS
A diferencia de otras comunidades, el himno de Asturias es tomado de una de las canciones populares más conocidas no solo en Asturias o en España, sino en todo el mundo. Dada esta gran popularidad, es asumida como el himno representativo de su Comunidad Autónoma.
Asturias, patria querida Asturias, de mis amores ¡quién estuviera en Asturias en todas las ocasiones!
Tengo de subir al árbol, tengo de coger la flory dársela a mi morena,que la ponga en el balcón.
Que la ponga en balcón, que la deje de poner,tengo de subir al árbol y la flor he de coger.
P.D.: Dedicado a Mª Magdalena García Díaz (mi Madre) por ser la mejor asturiana de este mundo.
La Infancia en el Antiguo Egipto
En el Antiguo Egipto los hijos eran muy deseados por sus padres. La unidad básica era la familia, pero una familia restringida a los padres e hijos. Lo normal es que la pareja que se unía se fuera a vivir a su propia casa, independizándose del hogar paterno y fundando su propia familia. Las niñas eran tan queridas y deseadas como los niños, y nunca se practicó el infanticidio femenino, como sí se hizo en Grecia y Roma. El nacimiento de un hijo era un momento de gran alegría, pero desde su concepción entrañaba graves riesgos, dada la alta tasa de mortalidad infantil y puerperal que existía en aquellos tiempos.
Existían incluso recetas para averiguar el sexo del futuro bebé, como nos muestra un fragmento del Papiro de Berlín:
“Pondrás cebada y trigo en dos sacos de tela que la mujer regará con su orina cada día, y también pondrás dátiles y arena en los dos sacos. Si la cebada germina primero, será un niño; si el trigo lo hace antes, será una niña. Si no germinan ninguno de los dos, la mujer no dará a luz”.
El momento del parto era fundamental, y conllevaba una especie de ritual para facilitar el proceso. El cabello de la parturienta se anudaba y se le ungía el cuerpo con aceite para relajarla. Mientras tanto, se invocaban algunos dioses, como Isis, Neftis, Heqet y Mesjenet, cuya misión era facilitar el nacimiento. El parto tenía lugar en un sitio específico de la casa llamado “pabellón de nacimiento”, que normalmente era una habitación con columnas en forma de papiros, y con adornos como plantas trepadoras y representaciones de Bes, el enano músico, y Tueris, la mujer hipopótamo, ambos dioses protectores del parto.
La mujer se sentaba en el “asiento de nacimiento” o se ponía en cuclillas sobre los cuatro ladrillos mágicos (estos ladrillos representaban a las cuatro diosas principales: Nut, la grande, Tefnut, la mayor, Isis, la bella y Neftis, la excelente). Para ello contaba con la ayuda de las comadronas, cuya misión es facilitar el trabajo del parto y recoger al niño entre sus manos. Estas mujeres eran representaciones de la diosa buitre Nejbet, que con sus garras sujeta fuertemente a su presa, sin dejarla caer, y que era la protectora del Faraón. Mientras el niño nacía, las comadronas recitaban fórmulas mágicas para protegerlo, y más tarde cortaban el cordón umbilical y lavaban al pequeño.
La madre, en el momento del nacimiento, era la encargada de dar nombre al bebé. Este primer nombre se conocía como “el nombre dado por su madre”. También se le ponía un segundo nombre que es el que se usaba cotidianamente para nombrar al niño. El primer nombre iba ligado de alguna manera a la personalidad del niño, y solía hacer referencia a alguna característica positiva o bien se relacionaba con alguna deidad o incluso con el monarca reinante: Ptahhotep (Ptah está satisfecho), Najti (fuerte), Ju (protegido), Aset (Isis)...,
La mortalidad infantil en esa época debió ser muy alta, según se ha extrapolado de las comparaciones con otras sociedades no industrializadas. En un principio, el peligro más grande estaba en los primeros momentos de la vida del bebé, hasta el mes más o menos de vida. Por ello los médicos recomendaban que las madres amamantaran a sus hijos durante al menos 3 años, y así se recoge por ejemplo en el Papiro de las Instrucciones de Ani. Sin embargo es de suponer que ese largo período de lactancia acarrearía en algunos casos problemas de alimentación en los niños, y de esa forma en algunos esqueletos infantiles de la época se observan ciertos indicios de raquitismo. A veces la madre no tenía más remedio que acudir a los servicios de una nodriza, para que le ayudara en la crianza del pequeño, sobre todo en las familias de clases altas. El trabajo de nodriza estaba muy bien pagado y muy reconocido a nivel social. Según el Papiro Ebers, los médicos olían la leche para determinar su calidad. Una leche en condiciones adecuadas debía oler a plantas aromáticas.
Hay evidencias en los cementerios estudiados de que la edad crítica para los niños estaba en torno a los cuatro años, justo en el momento en el que se cambiaba la lactancia natural por el alimento sólido. Por lo tanto, si se superaban los 5 años de edad podía augurarse una buena vida en el futuro, con una esperanza de vida media de unos 30 años para los campesinos (que llevaban una vida muy dura debido a su trabajo), y bastante más alta para las clases superiores (hasta los 60-70 años para los varones, y algo menos para las mujeres, debido al desgaste de la crianza de los hijos). La lactancia tenía más ventajas para la madre que para el hijo, ya que le permitía a la mujer descansar durante 3 años de nuevos embarazos, o al menos espaciarlos en el tiempo, ya que como se ve los niños dependían en parte de su resistencia a la hora del destete.
Los hijos, por lo tanto, eran la finalidad del matrimonio. Cuando eran pequeños solían ir desnudos, especialmente los de clases menos acomodadas, aunque naturalmente esto no quiere decir que no tuviesen ropas (que usaban cuando bajaban las temperaturas o en otras ocasiones). Ayudaban a la madre a recoger semillas y tallos que luego servirían para la alimentación, y comían lo mismo que los adultos, principalmente cerveza y pan sin levadura, que era la base de la dieta. Se les colgaba del cuello algún amuleto contra el mal de ojo, como el Ojo de Horus, o algunas figurillas de dioses protectores de la familia y el hogar, como Bastet. Los niños solían llevar la cabeza rapada y un largo mechón de pelo cayendo en el lado derecho, que a veces anudaban en una trenza, peinado que solían usar hasta los diez años aproximadamente. En las estatuas y pinturas se representa normalmente a los pequeños con un dedo en la boca y con la desnudez característica de su edad. Los varones de clase media-baja aprendían el oficio del padre, ya fuera campesino o artesano, y las niñas aprenderían las tareas domésticas de la casa junto a sus madres. Además, el padre era el encargado de la educación del hijo. En las clases altas no existía este sistema tan rígido de sucesión laboral. Los niños y niñas de familias ricas tenían mayor acceso a la educación, bien en las escuelas de los templos o mediante tutores. El fin primordial era asegurar la herencia paterna, y por eso muchas parejas que no podían tener hijos solían adoptarlos (para lo cual existían contratos parecidos a los de venta), para que esa herencia no se perdiera y para que los padres tuvieran una ayuda en la vejez. De ahí que al hijo se le denominara normalmente como “el bastón en la vejez de su padre”.
Al llegar a la pubertad, los varones eran circuncidados, aunque parece que no era una costumbre universal, pero sí bastante normal, pues se han encontrado relieves en los que aparecen jóvenes no circuncidados. Parece que tenía carácter ritual, de paso de la infancia a la edad adulta, pero no se sabe con exactitud si en las niñas se practicaba la clitoridectomía. El final de la infancia en las niñas coincide con el inicio de la menstruación, y en ese momento dejaban de ir desnudas, y comenzaba su edad adulta. En los chicos tardaba un poco más.
Han llegado hasta nosotros, sobre todo como ajuar funerario en las tumbas, multitud de juguetes que usaban los niños y niñas en el Antiguo Egipto. La mayoría son animales de madera con partes móviles, pelotas hechas de fibra vegetal o de cuero y muñecas de madera o de barro, pero también había peonzas, carracas, pequeñas armas, aros, cubos, muebles pequeños para las muñecas...,
Una mujer podía dar a luz una media de ocho hijos entre los 15 y los 40 años de edad, y de ellos podrían sobrevivir una media de cuatro. Algunos niños nacerían con malformaciones o enfermedades, pero eran bien aceptados en la sociedad. Uno de los casos más conocidos es el del enano Seneb, que llegó a ser jefe de la guardarropía del palacio en la dinastía IV (Jufu y Dyedefra). En el grupo escultórico que se encuentra en el Museo de El Cairo, aparece sentado junto a su esposa, que pertenecía a la aristocracia, y sus dos hijos, niño y niña, con la típica representación de la infancia en el arte (desnudos y con el dedo en la boca, el varón con la trenza en el lateral derecho de la cabeza y el color de piel oscuro, y la niña con la piel clara).
No se tienen datos fiables sobre la tasa de mortalidad infantil, ya que todos los niños no eran enterrados en tumbas. Normalmente, si el bebé moría al nacer o inmediatamente después, junto a su madre, eran enterrados ambos en la misma tumba. Pero otras veces los niños se metían en unas vasijas de barro y se enterraban cerca de la casa o incluso en el mismo suelo de la vivienda, y estos cuerpos no se han conservado en la mayoría de los casos. Hay autores que incluso piensan que en algunos casos, sobre todo cuando no daba tiempo a encariñarse con ellos, se dejaban los cuerpos en los límites del desierto o se echaban al río para ser devorados por los animales y aves de presa.
En las tumbas, que quedan, se observan señales de auténtico cariño por parte de la familia y se cuidaban todos los detalles del enterramiento como en el caso de los adultos, sin escatimar en gastos. Entre los más pudientes solían embalsamar los cuerpos y colocarlos en sarcófagos individuales, ricamente decorados. Los más pobres sólo los envolvían con vendas de lino o esteras de palma. Sobre los cuerpos se colocaban amuletos y adornos, y se rodeaban de vasijas y juguetes, entre otros objetos. Todo para garantizarle al pequeño una larga vida en el más allá.
viernes, 19 de marzo de 2010
El Escudo de España
La manipulación que la izquierda hace de la Historia de España ha creado un complejo en la derecha, que se ha sumergido en una discusión innecesaria y falsa sobre el escudo y emblemas nacionales.
A continuación voy a mostrar cual ha sido el escudo oficial de España en su historia.
Reunificación de Reinos de España
La antigua Hispania romana se había constituido como nación independiente de Roma desde el año 410 d.c. con la llegada del rey visigodo Ataulfo y la caída del imperio romano, a partir de entonces comienza la denominación de la llamada “España” cristiana.
En el 711 d.c. los musulmanes invaden la península ibérica, denominándola Al-Andalus y España es sometida al yugo musulmán perdiendo su identidad.
En el año 718 d.c., en rebeldía a los musulmanes, Don Pelayo gana la primera batalla en las cuevas de Covadonga y alza su brazo enarbolando una cruz cristiana como símbolo de la victoria. Comienza la reconquista de España y se funda el Reino de Asturias cristiano e independiente de los musulmanes.
En 1492 los Reyes Católicos Isabel de Castilla y Fernando de Aragón reconquistan el último reino musulmán, Granada. Comienza el sueño de recuperar la unidad nacional y se reunifican todos sus reinos independientes Castilla y León, Aragón y Navarra, no se podrá unificar Portugal que permanecerá independiente. El nuevo reino reunificado vuelve a llamarse España como en tiempos visigóticos.
Los Reyes Católicos crean el emblema de España, este será su estandarte y pabellón real.
El escudo se compone de los siguientes símbolos:
- Águila de San Juan, representa la evangelización de San Juan Evangelista y que España intentó llevar a las Indias y a todos sus territorios cristianos.
- Yugo y las Flechas; representan a Isabel y Fernando, son sus emblemas personales.
- Corona Real, representa a España como reino.
- Emblemas de los Reinos de España reunificados: Castilla, León, Aragón, más adelante Navarra y también Granada simbólicamente.
Se añadirían al escudo real y estandartes reales en tiempos de Carlos I de España y V de Alemania:
- Las Columnas de Hércules coronadas y envueltas con el lema “Plus Ultra”, que significan que existe el “más allá” del mar, antes del descubrimiento de América se decía que no había nada más allá del mar “Non Plus Ultra”.
- El símbolo del dinero $ que creemos tan americano no es más que una representación de las monedas españolas en tierras americanas que llevaban las columnas de Hércules con su lema “Plus Ultra”.
- Se elimina el Águila de San Juan por ser un símbolo cristiano.
Escudo del Estado Nacional de Franco 1939-1975.
- Se agrega el lema “Una, grande y libre” denominación que hacía de España el político Ramiro Ledesma Ramos (asesinado en Paracuellos). El lema se convirtió en el grito común de los nacionales en la Guerra Civil.
Constitución Española de 1978
El escudo con el Águila de San Juan no es el escudo inventado por Franco ni franquista ya que en 1492 Franco no había nacido.
“Cada país tiene dos historias, la oficial y la verídica”
Defendamos nuestros símbolos y nuestra historia y no dejemos que la mentira se instaure como la verdad oficial.
jueves, 18 de marzo de 2010
Impresionismo
El Impresionismo se corresponde con una transformación social y filosófica; por un lado, el florecimiento de la burguesía, por otro, la llegada del positivismo. La burguesía, como nuevo fenómeno social, trae sus propios usos y costumbres; unos afectan al campo, que deja de ser lugar de trabajo para convertirse en lugar de ocio: las excursiones campestres.
Es el mundo retratado por Monet y Renoir. La ciudad, por el contrario, se convierte en nuevo espacio para la nueva clase social: aparecen los flanneurs, paseantes ociosos que se lucen y asisten a conciertos en los boulevards y los jardines de París. También cobra relevancia la noche y sus habitantes, los locales nocturnos, el paseo, las cantantes de cabaret, el ballet, los cafés y sus tertulias. Es un mundo fascinante, del cual los impresionistas extraen sus temas: en especial Degas o Toulouse-Lautrec. Porque para ellos se han terminado los temas grandiosos del pasado.
El positivismo acarrea una concepción de objetividad de la percepción, de un criterio científico que resta valor a todo lo que no sea clasificable según las leyes del color y de la óptica. Según esto, cualquier objeto natural, visible, afectado por la luz y el color, es susceptible de ser representado artísticamente. El cuadro impresionista se vuelca pues en los paisajes, las regatas, las reuniones domingueras, etc.
Los impresionistas se agruparon en torno a la figura de Manet, el rechazado de los Salones oficiales y promotor del Salon des Refusés. Ante el nuevo léxico que proponen, de pincelada descompuesta en colores primarios que han de recomponerse en la retina del espectador, el público reacciona en contra, incapaz de "leer" correctamente el nuevo lenguaje. Pero el Impresionismo cuenta con el apoyo de dos fuerzas sociales emergentes: la crítica de arte, que se encargará de encauzar el gusto del público; y los marchands, los vendedores de arte, que colocan sus cuadros en las mejores colecciones del país. Las tertulias, los Salones extra-oficiales y el propio escándalo se convirtieron en vehículos propagandísticos del nuevo estilo. Dicho estilo cuenta como precedente con los paisajistas de la Escuela de Barbizon, dependiente del último Realismo francés. Corot y Millet son las referencias más inmediatas en Francia, apoyados por la innovación de los paisajes de Turner. Esta tendencia paisajista la desarrollaron los integrantes del denominado Grupo de Batignoles, llamados así por vivir en el barrio del mismo nombre. Éstos son Monet, Boudin, Renoir... También toman referencias, especialmente de color y composición, del Siglo de Oro español. El japonismo, una moda de la época, añadió su parte a través de grabados que enseñaron a los artistas una forma nueva de ver el espacio y de utilizar los colores planos, sin intentar falsificar la realidad del cuadro con la tercera dimensión. Por último, la fotografía fue otro enlace, aunque no está claro si la espontaneidad de la captación del momento la aprende el Impresionismo de la fotografía o, más bien, ésta es la alumna de aquél. En cualquier caso, el resultado es una pintura amable, ligera, frecuentemente de paisaje, llena de luz y color, con pinceladas muy cortas que a veces dejan entrever el blanco del lienzo. No son cuadros grandes puesto que responden a encargos privados. Están alejados de cualquier compromiso social (casi todos los impresionistas se fueron de vacaciones al campo o a Inglaterra durante la represión de los movimientos obreros de la década de 1880) y no tardaron en ser refrendados por una amplia aceptación social, de esta burguesía que se veía retratada en los lienzos impresionistas, al modo en que el mundo noctámbulo parisino se refleja en el espejo de La Barra del Folies-Bergère de Manet.